Este es uno de los cuentos que la profesora nos mando que realizáramos en un seminario con la condición de que el cuento tenía que empezar de la siguiente manera: "Érase una vez un príncipe al que le gustaba pasear por el bosque...". A continuación os presento mi cuento.
Érase una vez un príncipe al que le gustaba pasear por el bosque con su loro que se llamaba Pepito. Todos los días, el príncipe caminaba con Pepito hasta un río donde se sentaba bajo la sombra de los árboles a pensar y hablar con Pepito.
Un día, Pepito y el príncipe escucharon un ruido intenso que provenía de la zona alta de la montaña. Se quedaron quietos e intentando escuchar algo más, hasta que de repente vieron cómo bajaba por el río un barco lleno de tortugas gigantes que llevaban con ellas en el barco un montón de rocas de diferentes tamaños.
El príncipe y Pepito se quedaron asombrados y les preguntaron a las tortugas:
- ¡Hola Amigas! ¿A dónde os dirigís con tantas rocas?- Preguntaron el príncipe y Pepito.
- ¡Hola forasteros! ¡Subid al barco y os enseñaremos a donde vamos!- Respondió una de las tortugas.
Después, el príncipe y Pepito se subieron a bordo del barco y le empezaron a preguntar a las tortugas muchas cosas pero ellas no les respondían.
Hasta que, de repente, el barco se cayó por una cascada enorme. Tanto el príncipe como Pepito pensaron que el barco se iba a volcar, pero cuál fue su sorpresa cuando después de pasar la cascada se encontraron con una enorme ciudad que habían construido las tortugas.
De repente, una de las tortugas empezó a hablar y a explicarles al príncipe y a Pepito cómo habían construído esa ciudad. La tortuga les contó que conseguían las rocas de la zona alta de la montaña picando con unas palas, pero que ese día una gran roca se desprendió y por eso escucharon ese intenso ruido.
La tortuga les contó que llevaban muchos años construyendo esa ciudad pero que ya estaba casi terminada y cada vez venían más tortugas a vivir allí.
El príncipe y Pepito se quedaron muy sorprendidos por todo lo que la tortuga les había contado. Les dieron las gracias a la tortuga y después volvieron a casa. Pero a la semana siguiente volvieron a visitar a sus amigas las tortugas y se hicieron tantas amigas que todas las semanas iban a visitarlas.
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